Parece ser que el Gobierno cerrará finalmente la central de Garoña, según el mismo medio que anticipó la medida de los ordenadores para los niños.
Lo hará porque lo prometió en el programa electoral. También ha prometido el pleno empleo y vamos camino de los 5.000.000 de parados.
El cierre de Garoña es un nuevo brindis al sol, pero con consecuencias mucho más graves que el brindis de la Alianza de Civilizaciones, por ejemplo.
En primer lugar la economía de la comarca de Garoña, se verá perjudicada durante muchos años. Esta zona vive de la central. No solamente por los trabajadores que estén contratados en ella, sino por las industrias y servicios auxiliares que nacen en torno a todo este tipo de infraestructuras. Es decir, de forma directa se irán unas 1.000 personas a la calle. De forma indirecta, seguro que quintuplica esta cifra.
En segundo lugar la sustitución de la producción de energía que tiene Garoña, por otros medios. El más inmediato será que las centrales de ciclo combinado (gas), tendrán que aumentar su producción. Es decir, el gas, que nos viene de países "muy estables" (lease con ironía), Marruecos y países del Este, aumentará en importancia en nuestro modelo energético. Estaremos más expuestos a los vaivenes geopolíticos de estas zonas y a la variación de precios de esta materia prima.
En tercer lugar, esta variación de costes, ante la próxima liberalización de la distribución de electricidad, nos la comeremos los de siempre. Es decir, los ciudadanos y ciudadanas de a pie, que veremos inmediatamente nuestras facturas de electricidad aumentadas.
En cuarto lugar, al cambiar a un modelo más dependiente del gas, las emisiones de CO2 aumentarán, por lo que tendremos que invertir más dinero en comprar derechos de emisión de CO2, con el fin de no salirnos, aún más, del cumplimiento del Protocolo de Kyoto.
Por último, el Sr. Rodríguez Zapatero, tiene deleirios con las energías renovables, sin ser consciente de que su desarrollo exige una fuerte inversión y no producen la misma cantidad de energía y que su coste es mucho mayor. Es muy bonita su idílica idea, pero las energías renovables no cubren las necesidades energéticas de nuestro país.
Lo que necesita España es un plan energético realista, sostenible y consensuado entre todos los partidos políticos, para que sea ajeno a los cambios de Gobierno y sirva para hacer crecer la economía de este país.
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