Esta última semana de abril ha sido prolija en imágenes para transmitir mensajes políticos desde el bando de la derecha, el PP en particular.
Dos imágenes carentes de sentido por parte de Pablo Casado (baño y rebaño) que, puestas fuera de contexto, dejan de ser coherentes y no transmiten son la nada. Para lo único que sirven es para dar espacio comunicativo a tus rivales para entrar al vacío de tus mensajes.
En estos momentos de crisis de salud pública, económica, social y política, la imagen tiene más fuerza que la palabra y en esta semana esa batalla, Pablo Casado y el PP, la han perdido totalmente. Y no solamente eso, sino que el ruido provocado por esas imágenes ha impedido que llegue el mensaje de su palabra y la de otros miembros de su partido.
Por parte de Díaz Ayuso, inició la semana con una imagen suya tomada en el funeral de La Almudena por los fallecidos por el Covid-19. Tiene que dar las gracias al fotógrafo. Esta imagen la tendrán en su memoria miles de madrileños y españoles de por vida. Una imagen de empatía y que transmitirá ese mensaje siempre, aunque no esté en contexto. Por el contrario, ha terminado la semana, junto Martínez Almeida, en uno de los errores más garrafales de toda la gestión de esta crisis en Madrid, el acto de "apagar las luces" del maravilloso hospital de IFEMA. Enturbiar un éxito como la creación y gestión de esta instalación con un acto institucional "multitudinario" para los tiempos que corren, no ha sido muy acertado.
Cuando nuestros responsable políticos nos piden unos esfuerzos como sociedad, 50 días confinados para empezar, ellos son los primeros que tienen que dar y ser ejemplo. Este ejemplo tiene que venir acompañado de coherencia en sus mensajes tanto en imagen como en las palabras. Quizá más en las imágenes instalados hoy en día en una cultura comunicacional basada en ellas.
"El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad" Ortega y Gasset