La semana pasada, cenando en un grata sorpresa culinaria en Valencia, tuve la suerte de tener en la mesa de al lado un peculiar grupo formado por tres personas.
Una de ellas un destacado ideólogo y cargo de Podemos, Jorge Lago. Otra, una periodista de un medio catalán. El tercero, no era conocido, al menos para mí.
No era un sitio grande, ni había ruido, por lo que la conversación se podía escuchar sin problemas.
Tomaron un menú degustación en el que iba incluido un plato con ostras. Nada del otro mundo, pero por la imagen que tienen las pobres de ser la comida de los ricos y la casta, pues...ya me entienden.
Al caso, partes de la conversación eran más que sorprendentes para un grupo, escorado a la izquierda, formado en la equidad y el lenguaje inclusivo y en el "refugees welcome".
De la parte de la inmigración, mientras comían las ostras, mejor ni hablar...
Sí que me sorprendieron más otros dos comentarios:
- "tiene unas escaleras como para arreglar al de la silla": no sé, si eso lo dice otra persona le dirían que discrimina a la gente especial, etc...pero ellos, se rieron...
- "es una mujer de poder tetónico": mmmmmm, heteropatriarcado, machismo, violencia verbal? para nada, nuevas risas...y si ella, hubiera oído esas palabras en boca de otros hombres, hubiera escrito una columna contra el género masculino, etc...
Esta gente, tiene unos principios muy claros, más hipócritas y clasistas que la casta que dicen detestar. Lo único que quieren es seguir viviendo del cuento y tratar de engatusar a cuanta más gente, mejor. Y si esa gente está desesperada en su día a día, pobres de ellos, porque caerán en la promesa de un mundo mejor, pero no para ellos, si no para los de los principios y ostras.
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