Ayer asistí a un foro sobre Responsabilidad Social Corporativa y el Derecho (aunque de Derecho no se habló nada, la verdad).
Los tres ponentes que propusieron las ideas para el posterior debate pertenecían a instituciones que en principio aportan confianza: Real Instituto Elcano, Forética y FCC Servicios Ciudadanos.
La presentación giró en torno a la marca España y la rentabilidad de implantar políticas de RSE tanto en los organismos públicos como en las empresas privadas.
Me sorprendió, no para bien, la presentación de la representante del Real Instituto Elcano. A pesar de tener un interesante barómetro de la Imagen de España en el exterior, nos presentó una serie de datos basados en los típicos clichés de la sociedad española: gente amable, divertida, sol, playa, flamenco, toros...
La verdad es que no entiendo muy bien qué tienen que ver estos atributos con una aplicación de RSC. Lo más triste es que instituciones privadas sigan alentando esta imagen, por muy rentable que pueda ser, al hacer estudios y presentaciones sobre nuestro país.
Por lo demás, no cabe duda que la aplicación de políticas de RSC para un país o una empresa son fuente de rentabilidad, tanto económica como de posicionamiento en el entorno en el que actúan.
Sin embargo, un pequeño apunte, se habla de esto como de algo "moderno" y que ha venido para quedarse. Las Relaciones Públicas lo llevan haciendo desde hace más de un siglo, tratando que las empresas y los Gobiernos conecten con sus "públicos" y sus actividades sean lo más armonizadas posibles, procurando obtener un beneficio mutuo para ambas partes y logrando que la imagen de la empresa y/o Gobierno, se vea mejorada y en consecuencia preferida por los clientes/votantes.
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