En el día de ayer se celebró la reunión más ignominiosa que puedo recordar en los últimos años de la historia de España. Políticos del PSOE y del PNV, que dicen defender el Estado de Derecho, se reunieron con los asesinos etarras para escenificar la antesala de la rendición de un país democrático ante el terror y la violencia. Para darle mayor "prestigio", a tan bochornoso acto, se ha traído (a costa de los impuestos de todos los españoles), a mediadores internacionales (jubilados de la política activa que no tienen ni puñetera de idea de lo que es España y menos la Comunidad Autónoma del País Vasco).
Tras 3 horas de reunión, han comprendido toda la profundidad de más de 30 años de asesinatos contra la nación española y han abrazado, sin dudarlo un solo instante, todas las tesis defendidas por la banda terrorista.
Piden que se negocie, que se reconozca a todas las víctimas, que se hagan esfuerzos por los asesinos.
El único esfuerzo que hay que hacer es meterles a todos en la cárcel y tirar la llave bien lejos.
No se puede equiparar a víctimas y verdugos. Los asesinos no son víctimas. Aquí jamás hubo un conflicto armado. Solamente hay una banda asesina que defiende sus ideas con el tiro en la nuca a todo aquel que no dice amén a las mismas.
Las víctimas han puesto a sus hijos, a sus hermanos, a sus madres, a sus padres, a sus maridos y esposas...
Los asesinos han puesto sus risas, sus celebraciones, sus brindis tras cada atentado y tras cada muerte.
¿Esto es comparable? ¿Esto es un conflicto armado?
Es una vergüenza que se quiera cerrar otro episodio más de la historia de España cambiando la realidad sobre los papeles.
La única opción que debería darse a los asesinos es deponer la actividad terrorista, entregar las armas y cumplir todas las penas que se les impongan por sus actos.
Hoy más que nunca, todo mi apoyo a las víctimas del terrorismo y un grito bien fuerte, #porladerrotadeETA
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