Hoy se ha iniciado el primer experimento para mejorar la calidad de vida de los madrileños en la ciudad. El afortunado distrito elegido ha sido Chamberí. Distrito castizo donde los haya. La calle seleccionada, Galileo. Un tramo de 50m ha sido cerrado para el disfrute de los vecinos... y todo lo bonito se acaba aquí, porque la realidad es bien diferente.
Ahora Madrid y concretamente la figura de su concejal, Jorge García Castaño, se han empeñado en hacer la vida imposible a los usuarios de los coches.
Ya lo anunciaron el año pasado con su plan de Chamberí 30, pero poca gente les creyó capaces de realizar tamaña insensatez. Pero han sido capaces y amenazan con hacerlo en 8 puntos más del distrito.
El objetivo es cortar al tráfico pequeños tramos de calles en Chamberí, que consiguen colapsar las calles aledañas, de modo que el tráfico rodado, cada vez tiene que irse más por el exterior del distrito. Es decir, no corrigen el problema, lo trasladan a otras zonas de la ciudad. Y aumentan las molestias de los vecinos que sufren esas saturaciones de tráfico.
Les da exactamente igual la opinión de los vecinos afectados y las pegas que traiga al distrito. Lo importante, guerra al vehículo de motor.
Dicen que han realizado estudios, pero no presentan ninguno.
Y yo me pregunto, ¿se han puesto en funcionamiento nuevas líneas de autobuses para el distrito? ¿Se ha aumentado la flota de autobuses de las lineas que ya pasan por el distrito? ¿Se han hecho aparcamientos disuasorios en las entradas del distrito? Es decir, ¿se da alguna alternativa mejor, de la que había, al usuario del coche para que no lo use? Y la respuesta es, NO. No se ha hecho nada, porque es todo una improvisación continua para aparentar que hacen algo en la ciudad.
Hoy el concejal, Jorge García Castaño, ha dicho que el experimento es reversible, al tiempo. Porque de su palabra uno se puede fiar poco. Que se lo pregunten a los cooperativistas de las cocheras de Cuatro Caminos.